El Museo de Historia Natural de Venecia Giancarlo Ligabue es una máquina compleja que, a partir de sus colecciones y un continuo trabajo de investigación en ambiente y laboratorio, realiza numerosas actividades, promoviendo la activa participación de los ciudadanos. Personal especializado en diferentes disciplinas científicas ofrece servicios de educación permanente en el campo científico-naturalista, actividades educativas y formación profesional, lleva a cabo investigaciones científicas en el territorio, asegura el mantenimiento, la restauración, la catalogación y el aumento de colecciones científicas y ofrece asesoramiento y servicios de apoyo a la ciudadanía.
La sede
El Fontego dei Turchi, típico ejemplo de casa-fondac (en veneciano “fontego”) de época altomedieval, fue construido por Giacomo Palmieri, fundador de la familia Pesaro, en la primera mitad del siglo XIII. En ese momento, el edificio debía parecer una gran demora patricia, con cimientos, orilla, una escalinata en la fachada, un patio con pozos y bancos, escaleras de piedra en la parte posterior, es decir, en el patio, además de entresuelos y cuartos para el servicio.
El interior debía estar decorado ricamente, como se puede ver en una relación de 1562 en el que se habla de fuentes, columnas y escaleras de mármol, jarrones de plata y oro. A lo largo de los años, fue empleado alternativamente por la Serenísima como sede de representación (destinada a albergar príncipes extranjeros y como lugar para fiestas privadas) y cedido a varias familias patricias: Aldobrandini, Priuli y nuevamente a los Pesaro, quienes lo ocuparon hasta que se extinguieron en 1830.
Un capítulo importante de su historia comenzó en 1621, cuando la República lo destinó a los mercaderes turcos, que lo conservaron hasta 1838. Como lugar de residencia y sede comercial para los turcos, el antiguo palacio Pesaro se modificó completamente para separarlo de las viviendas de los ciudadanos venecianos. El interior albergaba los alojamientos de los turcos en tres plantas, mientras que en la planta baja se encontraban almacenes, una gran sala usada como mezquita y el lugar reservado para el baño ritual. Normas detalladas y severas regulaban su funcionamiento, desde los horarios de la vida cotidiana hasta las modalidades de comercio.
Cuando en 1859 se convirtió en propiedad del Municipio, el palacio se encontraba en un estado de grave deterioro. Por lo tanto, a partir de 1860, se reconstruyó completamente bajo la dirección del ingeniero Federico Berchet y con la contribución del gobierno austriaco.
El Fontego dei Turchi es en la actualidad uno de los palacios más característicos que dominan el Gran Canal, fácilmente reconocible por su fachada decorada con diferentes elementos arquitectónicos como páteras y cuarterones; uno de estos, representa un ave, quizás una serreta, que atrapa un pez, representada en el logotipo del Museo.
Historia del museo
El Museo de Historia Natural de Venecia Giancarlo Ligabue tiene sus raíces en una de las instituciones museísticas más importantes de Venecia. El edificio y las colecciones naturalistas del siglo XIX de propiedad municipal formaban parte del Museo Cívico y la Colección Correr, que a su vez derivaban de la colección privada del patricio veneciano Teodoro Correr. Esta, organizada en “tres salas y aproximadamente veinte habitaciones” en su casa, entre San Zandegolà y el Fontego dei Turchi, estaba compuesta por innumerables “manuscritos, grabados, pinturas, libros, objetos de cobre, maderas, plata, marfiles, sellos, cuños, armas, antigüedades, objetos de historia natural y numismática”.
Correr había coleccionado todo este material a lo largo de su vida y los puso a disposición de estudiosos y literatos, a los que el mismo servía de guía, dos días a la semana. A su muerte, en 1830, dejó en su testamento a la ciudad de Venecia las colecciones con el edificio Ca’ Correr y considerables recursos económicos, con la precisa cláusula de que fuera convertido en un museo cívico abierto al público, hecho que sucede en 1836, y para que los guardara y los siguiera aumentando. Así nació el Museo Cívico y la Colección Correr, que rápido creció a través de regalos y legados de nobles y ricos venecianos, además de las compras financiadas por el dinero de Correr. Es en esta etapa que comienza el aumento de las colecciones naturalistas, primero bastante limitadas. Además de pequeños regalos improvisados, se añaden las importantes y voluminosas colecciones de N. Contarini (1849), G. Miani (1862), A. P. Ninni (un primer lote en 1876, otro material en períodos posteriores), G. Zanardini (hacia 1878) y G.B. Spinelli (1880).
En breve se necesitó más espacio, por lo que el Ayuntamiento compra y restaura el Fontego dei Turchi, donde se transfieren casi todos los materiales, excepto los hallazgos naturalistas que permanecen expuestos en casa Correr. En 1920, tal es la fama y la importancia del Museo Cívico, y los materiales tan conspicuos, que se decide que se mude a la Plaza de San Marco, cerca del Palacio Real y parte de Procuradurías Nuevas. Se produce de esta forma la definitiva separación de las colecciones histórico-artísticas de las naturalistas y etnográficas. De hecho, cuando el Fontego dei Turchi queda libre, el ingeniero Giorgio Silvio Coen propone que se transfieran allí, estableciendo el Museo de Historia Natural que reuniría las diversas colecciones científicas existentes en Venecia, y en particular las del Museo Cívico Correr, del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti, colección privada del conde Alessandro Pericle Ninni, y otras menores. Por lo tanto, desde 1923, el edificio alberga el Museo de Historia Natural de Venecia.